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  Sorprende la obstinación con que la inmensa mayoría de los historiadores de la arquitectura y del arte se empeñan en negar que tenga la menor relación con los godos el estilo gótico, que marcó con su huella toda la Europa Occidental entre mediados del siglo XII y mediados del XVI. No fueron los godos los que inventaron la bóveda ojival, como creyeron algunos algunos autores del Renacimiento. Pero no corresponde reducir la arquitectura gótica a la bóveda ojival y el estilo gótico sólo a la arquitectura, olvidando la escultura, que, sin embargo, es inseparable de la misma, así como la orfebrería e incluso la pintura y los decorados. Si se examina detenidamente, todos los que niegan la existencia de una relación cualquiera entre el estilo gótico y loa godos, parten de un razonamiento a priori que refleja más o menos sus prejuicios.  Como los godos eran bárbaros, el estilo gótico, modelo de gran arte, no puede deberles nada.  Así, se pretende que el término gótico, aplicado a este estilo

  El alquimista, como el forjador, y antes que ellos el alfarero, es un "señor del fuego", pues mediante el mismo es como se opera el paso de una sustancia a la otra. El primer alfarero que consiguió, gracias a las brasas, endurecer considerablemente las "formas" que había dado a la arcilla, debió sentir la embriaguez del demiurgo. Acaba de descubrir un agente de transmutación. Lo que el calor natural -el del sol, o el vientre  de la Tierra- hacía madurar lentamente , lo hacía el fuego en un tiempo insospechado.  El entusiasmo demiúrgico surgía del oscuro presentimiento de que el gran secreto consistía en aprender a hacer las cosas "más aprisa" que la Naturaleza. Es decir -pues siempre debemos traducir a los términos de la experiencia espiritual del hombre arcaico-, a intervenir sin riesgo en el proceso de la vida cósmica del ambiente. El fuego se declaraba como un medio de hacer las cosas "más pronto", pero también servía para hacer de lo que ex

 El océano Atlántico durante la época medieval era considerado tenebroso pero no desierto. Estaba salpicado de islas legendarias que atraían a los espíritus aventureros.  Las islas Canarias (llamadas así por la abundancia de perros -canes- en ellas) ya eran conocidas por los griegos y romanos en la Antigüedad, denominándoselas ISLAS BIENAVENTURADAS. Durante la Baja Edad Media volvieron a ser descubiertas, al igual que las islas del grupo MADEIRA y las AZORES. Éstas aparecen en mapas genoveses y catalanes del siglo XIV. Otras islas que aparecen en tales mapas nunca se identificaron. Es el caso, por ejemplo, de la isla de San BALANDRÁN o BRANDÁN, donde supuestamente se refugió un santo bretón de ese nombre huyendo de las persecuciones.  Otra isla célebre era la de BRASIL, también asociada con navegantes celtas. Cuando los portugueses llegaron al norte del actual Brasil lo denominaron así pensando que habían descubierta esa isla mitológica. No menos famosa era la gran isla de ANTILLIA o A

  Mundo proviene del latín MUNDUS : el planeta Tierra, el universo. Este se origina a su vez en el verbo MUNDO : limpiar, purificar. De allí también el adjetivo MUNDUS : limpio, nítido, aseado, elegante, refinado. Con el prefijo IN- se forma la palabra opuesta: INMMUNDO. Mundo probablemente tiene un origen etrusco, como tantas otras palabras, concepciones y costumbres romanas. El equivalente griego antiguo es COSMOS : universo, todo lo existente en tanto todo armonioso u ordenado, arreglo. Derivado suyo es COSMÉTICO. Orden, también de origen latino, implica tanto el arreglo lógico o metódico como el mandato o la instrucción directiva. Se relaciona con urdir  en hileras o filas (*) los hilos en un telar. Armonía deriva del griego HARMONIA   (acuerdo, concordancia) y tiene su origen en la raíz indoeuropea AR- (unir, acoplar).  (*) FILA deriva del latín FILUM (hilo).