GIAMBATTISTA VICO, JOSÉ IMBELLONI Y EL PENSAMIENTO TEMPLARIO

 

Hay demasiada incomprensión entre los cultores de la ciencia y los de la filosofía, y todo esfuerzo por comprender los problemas desde un punto de vista superior y unificado debe ser respetado y escuchado, especialmente en un caso como éste en que el esfuerzo interpretativo es realizado por una personalidad científica de primer orden que muestra una versación auténtica sobre los desarrollos sistemático e histórico de la filosofía.

La inquietante y enigmática personalidad de Giambattista Vico debía necesariamente provocar un vivo interés en Imbelloni. La honda comprensión con que éste lo trata indica a las claras una familiaridad de décadas. Familiaridad espiritual.

Tanto el viejo pensador como nuestro antropólogo dedicaron su vida a la interpretación integral de la cultura humana y es así como superan el especialismo del etnógrafo, del sociólogo, del historiador y del filósofo y cómo pueden descubrir, desde el alto mirador que dilata el horizonte, los callejones sin salida y los círculos viciosos en que se debaten los que han hecho culto a la miopía.




La afinidad entre Vico e Imbelloni no es sólo la metódica de la amplitud de miras, y la genérica de su dedicación a las Ciencias del Hombre, sino también la específica.

Porque el problema que abordó Vico a comienzos del siglo XVIII es el mismo que investiga Imbelloni doscientos años después: la restauración de la primera concepción del mundo plenamente elaborada por el hombre en los tiempos inmediatamente anteriores a la Historia escrita, es decir, la Protohistoria.

Concepción del mundo a la que aluden diversos historiadores de la filosofía con el nombre de "Antiguo Discurso", que restaura Vico en su CIENCIA NUEVA y que explora Imbelloni llamándole "Pensamiento Templario".

Imbelloni desarrolló tal investigación a lo largo de varias décadas y la volcó en diversos escritos. 

Indicaré aquí sólo algunas facetas de ese estudio sobre Vico, que reflejan la vasta arquitectura levantada por Imbelloni.

El hecho que primero salta a la vista es que los historiadores de la filosofía han restringido demasiado sus orígenes, circunscribiéndolos a las ciudades jonias de los siglos VI y V a.C.

Queda, pues, fuera de la historia del pensamiento toda la elaboración mítica, mágica, astrológica y científica de las culturas de la Protohistoria, entre ellas la sabiduría china, la filosofía hindú, las astrologías mesopotámica y etrusca, las cosmografías egipcia, maya, azteca, incaica, etc.

Con un punto de vista tan amplio y fundamentado en bases tan novedosas como sólidas, muchos puntos de la historia de la filosofía y de la cultura deben ser enfocados con la nueva luz, como la cosmología de los jonios y de los italiotas, la mística del número, la idea quilíastica (o milenarista) en la Edad Media, el contenido originario del pensamiento palingenésico, la espera mesiánica en la historia hebrea, etc.

Otro aspecto de este estudio es el completo análisis de los críticos de Vico. Comienza Imbelloni por establecer juiciosamente que cada sistema y cada autor tienen detrás de sí una cadena de sistemas y autores que le precedieron -serie ascendente- y hacia adelante otra cadena de sistemas y autores que le seguirán -serie descendente- y que este encadenamiento se refiere a la pura sucesión cronológica, no siendo muy prudente el sentenciar sobre las dependencias genéticas y las influencias en los diversos momentos.

Seguidamente se refiere a los estudiosos y críticos de Vico, a los que se les señala su despreocupación por establecer la serie ascendente que debe tener el solitario napolitano tras de sí, es decir, los orígenes de su pensamiento, las influencias lejanas o cercanas que recibió y los autores que, aunque no influyeran, trataron temas análogos en épocas anteriores, para sólo adueñarse "de la personalidad de Vico y, después de haberla, con mayor o menor habilidad, atraído hacia su propio molino", servirse "de su corriente impetuosa para ayudarse a moler su propio grano".

Es así como vemos que "habiendo explicado a Vico por medio de los sistemas que se construyeron después de su muerte, más que por los antecedentes, la crítica ha seguido una dirección diametralmente opuesta a la que su quehacer le exigía. Ha marchado al revés. 

La suerte de Vico ha sido, por ende, la de haber sido presentado sucesivamente como sensorialista, idealista, ontologista, preanunciador y fundador del criticismo al modo kantiano, del idealismo hegeliano, del positivismo comtiano y del inmanentismo.


Ricardo Orta Nadal: EL PANORAMA MENTAL DE LA PROTOHISTORIA EN JOSE IMBELLONI

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