LOS ORÍGENES DE LA HUMANIDAD
En el siglo XIX el antropólogo, naturalista, médico y psicólogo alemán Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840) expresó la idea de que la raza blanca sería la forma más antigua de la humanidad. Consideraba a la gente de color (oscuro) más o menos como productos de decadencia.
Thomas Huxley, en 1863, señaló a los australianos como el grupo morfológicamente más primitivo de la humanidad actual e incitó a realizar investigaciones que intentaran una clasificación cronológica y filogenética de las razas existentes.
Cada vez se difundió la convicción de que en el material viviente puede descubrirse un escalonamiento evolutivo. Entre las pertinentes ideas de fines del siglo XIX merecen consideración las de Friedrich Ratzel, famoso geógrafo, y Johannes Ranke, destacado antropólogo, quienes suponen la existencia de dos razas primordiales: una avanzada, de color blanco y amarillo -con gran capacidad y complejidad cerebral, creadora de los adelantos culturales- y otra culturalmente rezagada, la de los pueblos negros de la parte meridional del globo, con un cerebro menos evolucionado y otros rasgos primitivos, tales como pesados maxilares, grandes dientes y boca saliente. Esta raza inferior habría conservado más fielmente ciertas características de la forma humana más primitiva del Terciario.
El antropólogo Julius Kollmann (1834-1918) considera desde un punto completamente distinto el más antiguo desarrollo de la humanidad y la filiación de las razas. Para él los pigmeos, o sea la raza de talla enana (menos de 150 cm.), representan la forma más primitiva del hombre y el comienzo del árbol genealógico humano.
Osvaldo Menghin: ORIGEN Y DESARROLLO RACIAL DE LA ESPECIE HUMANA
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