LOS PIGMEOS
Para el antropólogo alemán Julius Kollmann, los pigmeos lejos de ser una manifestación tardía degenerada de la humanidad representan su estadio mas antiguo. Defendía su teoría con gran acierto. Se apoyaba en el hecho de que los pigmeos modernos de las selvas tropicales de África y de las islas surasiáticas no eran los únicos representantes de esta forma humana, sino que las excavaciones prehistóricas comprobaban su anterior existencia en muchas partes del mundo.
Su posición tuvo origen por el descubrimiento de esqueletos de estatura muy baja en el Neolítico de Suiza. Esto lo incitó a buscar analogías en otras regiones y llegó a su conocimiento que el antropólogo italiano Giuseppe Sergi ya había señalado con anterioridad la existencia de formas enanas en varias partes de Europa.
Kollmann estableció que se conocían esqueletos pígmidos provenientes de Francia, Alemania, Rusia, Italia y Egipto, y que su sobrevivencia en ciertas regiones llegó hasta el Medioevo.
Descubrió que también en América existían pigmeos representados por un considerable número de esqueletos que procedían de tumbas peruanas. Además, mencionó ciertas informaciones sobre pigmeos americanos vivientes, que son citadas en obras etnográficas y antropológicas.
Con pleno derecho rechazó la objeción de que se trata de fenómenos patológicos. Acreditó la alta edad filogenética de los pigmeos por la ley biológica de que la evolución de cada especie zoológica comienza con formas pequeñas y van progresando en tamaño. Además, por su aspecto primitivo, o sea infantil, comparado con el de las razas normales.
La idea de Kollmann es muy ingeniosa, aunque sin duda tiene sus puntos débiles. Por ejemplo, no hace la distinción entre los pigmeos o pígmidos auténticos y las razas de estatura baja, pero no fuera de lo normal, como los Wedda de Ceylán y los Bosquimanos.
También fue censurada su opinión respecto a la existencia de pigmeos prehistóricos o históricos en Europa. Pero todo ello no daña la esencia de su teoría sobre la alta edad filogenética de los pígmidos.
Todos estos problemas tuvieron amplia resonancia en los subsiguientes estudios del famoso etnólogo Wilhelm Schmidt, en un libro publicado en 1910, en el que corrobora la idea fundamental de Kollmann con la comprobación de que las culturas de los pigmeos tienen carácter extremadamente primitivo.
Declaró que desde el punto de vista etnológico los pigmeos reflejan la fase más antigua de la humanidad que podamos reconocer y que este hecho depone en favor de su alta edad antropológica, o sea, su prioridad sobre el "australiano", que según las ideas de aquel entonces era el grupo morfológico y culturalmente más primitivo entre los hombres existentes.
Estas ideas fueron afirmadas por descubrimientos e investigaciones posteriores.
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