LA PRÁCTICA DE LA DEFORMACIÓN CRANEANA

 

Desde muy antiguo, el concepto de las deformidades corporales aparece objetivamente fijado y más aún en el caso de la plástica artificial del cráneo. 

Tres etapas pueden fijarse al historiar su doctrina: 

Una primera coincidente con la antigüedad clásica, comprende observaciones de viajeros, naturalistas e historiadores como Hipócrates, Heródoto, Estrabón, Plinio, etc.

Una segunda etapa se desarrolla durante el Renacimiento y se caracteriza por ser oscura y de poca importancia.

La tercera, moderna, comienza a tomar verdadero ímpetu a fines del siglo XVIII, con los trabajos de Blumenbach, Virchow, Rüdinger, etc, para alcanzar la cumbre con los trabajos de Imbelloni.

Referente a América, donde tales prácticas adquirieron un desarrollo importante, las primeras referencias las dan los conquistadores y cronistas.

El capítulo de las deformaciones cefálicas intencionales es quizá el que, de una manera más fehaciente, representa el afán o interés de los estudiosos en lo referente a las causas y fines de tales prácticas. Estos varían desde una motivación puramente estética, pasando por las higiénicas, imitativas y sociales, hasta las estrictamente prácticas.

Las anomalías en lo referente a la forma del cráneo, pueden dividirse en un principio en: patológicas y artificiales.

Referente a las primeras, producidas como consecuencia de malformaciones individuales, no las tratamos aquí. Con respecto a las deformaciones artificiales, pueden diferenciarse las intencionales de las que no lo son. Producidas por la utilización de aparatos deformantes la primera citada (tablillas, vendas, etc.), o el prolongado uso de gorritos y cunas en el segundo, fueron objeto de un minucioso estudio en cuanto a la sistematización de las formas se refiere.

Como problema de interés etnológico, se han clasificado los problemas referentes a la plástica artificial craneana. De una manera exhaustiva, los mismos se hallan tratados con lujo de detalles en el estudio sobre "Deformaciones intencionales del cuerpo humano de carácter étnico" de A. Dembo y J. Imbelloni, donde existe así mismo una importante reseña bibliográfica.

Luego de los trabajos de José Imbelloni y del Dr. Falkenburger no queda ningún punto fundamental para aclarar dentro de ese complejo tema de las deformaciones intencionales del cráneo humano.

Los autores que continúan trabajando en este tema se reducen a completar minuciosamente las premisas establecidas con oportunas rectificaciones y, sobre todo, a esclarecer etnográficamente la distribución histórica y ecuménica de las prácticas deformatorias.

Se debe destacar la tarea de Imbelloni, quien con especial penetración ubicó el estudio de esta deformación dentro de la Etnología.

Fuera de estos aspectos, cualquier cosa que se pueda agregar no pasará de ser una cuestión secundaria, sin que esto le quite, al aporte original, su particular importancia y la posibilidad de señalar tópicos fecundos.

En los trabajos de los dos autores citados se establece con mucha claridad que las causas que concurren a dar una forma artificial del cráneo son de dos categorías: a) una fuerza externa (Imbelloni) que se ejerce mediante aparatos adecuados y otra b) interna (Falkenburger) representada por el desarrollo del encéfalo.




Ninguno de los dos antropólogos tiene en cuenta a los mismos huesos, sujetos de la deformación. En efecto, el primer especialista citado atribuye gran importancia a los efectos de los aparatos aplicados al cráneo del neonato y que se mantienen durante años. Estos aparatos los ha dividido en dos grandes grupos: cefálicos y corporales. 

Por su parte Falkenburger considera falso creer que el simple juego de tales fuerzas sea suficiente para explicar la deformación artificial de la caja craneana y que, por consiguiente, no sólo es la presión de los aparatos lo que aquí desempeña un papel. Introduce como otro agente de la deformación el propio desarrollo del encéfalo que constantemente influye sobre el cráneo, estableciéndose una acción recíproca. La patología esclarece suficientemente este hecho en los casos clínicos de hidrocefalía, macrocefalía, etc.

La fuerza invocada por el Dr. Falkenburger no había sido, no obstante, subestimada por Imbelloni.


Armando Vivante - Delfor Horacio Chiappe: OBSERVACIÓN SOBRE LA DINÁMICA DE LA ETNODEFORMACIÓN CEFÁLICA



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