LA TÉCNICA Y LA CIENCIA ENTRE LOS ETRUSCOS

 

Los antiguos habitantes de Toscana fueron técnicos consumados mucho más que pensadores. Sabemos que eran excelentes en la hidráulica, y la invención del ancla, de la trompeta de guerra, de la legión, demuestran el alto grado de tecnicidad a que llegaron en el terreno marítimo y militar.

También fueron arquitectos notables. Desde el siglo VII a.C. las tumbas de Populonia ya utilizan la cópula saben emplear la pechina (cada uno de los cuatro triángulos curvilíneos que forman el anillo de la cúpula con los arcos torales sobre los que estriba).

También conocieron la bóveda, que los griegos desconocían, y la utilizaban para construir puentes de notable solidez.

Llegaron a ser maestros en el arte de fortificación, como nos lo demuestran las murallas de Cosa, de Vulci y de Volsinia, y también los fragmentos de la muralla de Servio Tulio, que aún se conservan en Roma.

Parece que la ciencia etrusca alcanzó la fama sobre todo por la medicina y ya desde tiempos muy antiguos, pues Hesíodo, quien escribió en el siglo VIII a.C., nos dice que la maga Circe, hábil para componer filtros como los que retuvieron a los compañeros de Ulises.




En aquella época remota la magia y la medicina eran una sola cosa. 

En la época clásica, la medicina se erigió en disciplina autónoma y dejó a las mujeres la práctica de la magia.

En el siglo V, Etruria era famosa por la fabricación de remedios, y Esquilo la llama "el país que produce medicamentos". Algunos testimonios tardíos nos aseguran que mantuvieron durante mucho tiempo su excelencia médica.

Le dieron importancia especial a las virtudes de las aguas termales, creando establecimientos curativos junto a las numerosos manantiales termales que brotaban del suelo toscano, los mismos a los que acuden actualmente los enfermos italianos.

Antonio Musa, médico del emperador Augusto, era partidario de la hidroterapia en frío y criticaba duramente a los enfermos que frecuentaban las aguas calientes de Chiusi.

Surgieron así varias escuelas cuyas rivalidades tuvieron mucho que ver con el progreso de la medicina.

Los romanos desarrollaron más tarde la hidroterapia, y durante el Imperio la gente hacía sus visitas periódicas a los establecimientos termales como hoy en día.

La competencia médica de los etruscos también debió de extenderse a su cirugía -de la que no sabemos gran cosa- y a su odontología.

Desde el siglo VII a.C. se encuentran en las tumbas esqueletos cuyas quijadas ostentan coronas de oro y puentes. Esta técnica pasó también a Roma.


Alain Hus: LOS ETRUSCOS













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