JUAN DÍAZ DE SOLÍS. EL DESCUBRIDOR DEL RÍO DE LA PLATA
Juan Díaz de Solís nace en Nebrija (provincia de Sevilla, Andalucía). Sus padres castellanos se trasladan a Portugal, llevándolo muy niño aún.
Joven todavía, inicia allí su actividad náutica, llega a trabajar para la CASA DE GUINEA, que entonces concentraba la actividad marítima de Portugal.
En esa institución parece sufrió alguna injusticia que incluyó una deuda, de respetable suma, lo cual decidió a nuestro piloto a cobrarse por propia mano. Asociado a corsarios franceses robó una carabela portuguesa.
Este sería el hecho que produce el pedido de extradición por el rey portugués y a raíz de lo cual los reyes de Castilla ordenan su detención en 1495, pero que no parece concretarse, fuera porque está bien escondido, o encubierto por amistosas autoridades locales compatriotas, o porque el mismo rey Fernando, siempre bien informado, se lo reserva para mejor oportunidad.
O para al alegar Díaz de Solís su condición de castellano no corresponde su extradición, o porque ese rey portugués muere en pocos meses y su sucesor se conforma más tarde con la indemnización que paga Francia y prefiere aprovechar a su vez al joven y ya diestro marino, otorgándole oficialmente el cargo de piloto en su armada, con amnistía y buena paga.
Así, pues, este marino español está en Lisboa cuando castellanos y portugueses exploran las costas brasileña, uruguaya y argentina. Y por lógica, está en contacto con casi todos sus camaradas nautas, y muy probablemente también con Américo Vespuccio.
Si, como dice Roberto Levillier, era necesario tener vista a la vez sobre las exploraciones castellanas y portuguesas para llegar a la idea que lo que se estaba descubriendo en el Océano, no era el extremo oriental de Asia, sino un Nuevo Mundo, nadie reúne las evidencias de buenas relaciones a la vez en España y en Portugal, como Juan Díaz de Solís.
En Portugal, nuestro piloto, por sus méritos y capacidades, se encuentra inserto en el meollo de la actividad náutica descubridora.
En el reino de Castilla nació, fue su refugio en su mal momento y tiene su sangre. Fundará familia en ella y por ella morirá en nuestro Río de la Plata, ocupando como sucesor el cargo de Piloto Mayor de Castilla que deja Américo Vespuccio.
Arturo S. Gutiérrez Carbó
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