ULFILA, LA LENGUA GÓTICA Y LA BIBLIA (2ª parte)
LA REFORMA ALFABÉTICA DE ULFILA
Si Ferdinand Mosse tenía razón, si la escritura rúnica hubiera sido completamente inadecuada para expresar una concepción religiosa enteramente nueva para los godos, nada habría sido más simple para Ulfila que adoptar tal cual el alfabeto griego o el latino.
Pero no lo hizo, y prefirió efectuar una síntesis en la que los caracteres rúnicos se conservaran parcialmente y coexistieran con los caracteres griegos y latinos. Y si procedió así, se puede pensar que lo hizo porque las antiguas creencias religiosas de los godos, ligadas a la escritura rúnica, podían amoldarse al cristianismo arriano sin desaparecer e integrarse, aunque de forma velada, como runas de un alfabeto nuevo.
En otras palabras, no se trata de una pura y simple sustitución, sino de transposición.
En el alfabeto ulfiliano se observa que cada letra tiene un valor numérico, exactamente igual que en los alfabetos hebreo y griego. Esto tiene una gran importancia cuando se considera que el alfabeto ulfiano fue concebido en función de una traducción de la Biblia a partir de la versión de los Setenta, es decir, de una versión griega traducida, a su vez, del hebreo. (*)
En efecto, sabemos que sobre el valor numérico de las letras, su valor jeroglífico y su transposición, reposa el sentido oculto de la Biblia, según los cabalistas judíos (**), lo cual ha dejado bien en claro la exégesis moderna respecto al Apocalipsis de Juan, texto de inspiración hebrea escrito en griego.
Gérard de Sède: EL MISTERIO GÓTICO
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(*) La versión de los Setenta toma su nombre de los 72 intérpretes griegos que tradujeron el Antiguo Testamento en Faros, cerca de Alejandría, bajo el reinado de Ptolomeo Filadelfo en el siglo II a.C.
(**) De aquí las 3 disciplinas cabalísticas: la guematría, que atiende al valor numérico de las letras; la notárica, que carga su acento sobre el valor jeroglífico, y la temorá, método de transposición.
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