LAS UNIVERSIDADES MEDIEVALES

 

Estas Universidades son creaciones eclesiásticas, la prolongación, en cierto modo, de las escuelas episcopales, de las que se distinguen en el hecho de depender directamente del Papa, y no del obispo local.

La bula PARENS SCIENTIARUM de Gregorio IX puede considerarse como el documento fundacional de la Universidad medieval, con los reglamentos que dictó en 1215 el cardenal legado Robert de Courçon, en nombre de Inocencio III, que reconocen explícitamente a profesores y alumnos el derecho a asociarse.

Creada por el Papado, la Universidad tiene un carácter enteramente eclesiástico. Todos los profesores pertenecen a la Iglesia, y las dos grandes órdenes que lo ejemplifican en el siglo XIII, los franciscanos y los dominicos, no tardarían en cubrirse de gloria con san Buenaventura y santo Tomás de Aquino.



Los estudiantes reciben la denominación de clérigos, incluidos los no destinados al sacerdocio, y algunos llevan la tonsura, lo cual no significa que en ella se enseñe teología, dado que su programa incluye todas las grandes disciplinas científicas y filosóficas, desde la gramática a la dialéctica, pasando por la música y la geometría.

Esta "universidad" de profesores y estudiantes forma un cuerpo libre. Desde el año 1200 Felipe Augusto había sustraído a sus miembros de la jurisdicción civil, o en otras palabras de sus propios tribunales.

Los profesores, los alumnos y hasta sus criados dependen exclusivamente de tribunales eclesiásticos, cosa que se considera un privilegio y consagra la autonomía de esta corporación elitista.

De modo que profesores y estudiantes se ven completamente libres de obligaciones para con el poder central. Se auto-administran, toman entre todos decisiones que les conciernen, y llevan su tesorería sin la menor injerencia del Estado.



Éste es el rasgo esencial de la Universidad medieval, y probablemente el que la distingue de la de hoy.

Esta libertad favorece una emulación entre las diferentes ciudades que difícilmente podríamos imaginar en la actualidad.

Durante años, los profesores de derecho canónico de Orleans y los de París se disputan los alumnos. Los registros de la Facultad de Derecho abundan en recriminaciones a propósito de los estudiantes parisinos que fraudulentamente consiguen su título en Orleans, donde los exámenes son más fáciles. 

Existe emulación también respecto de los profesores, más o menos estimados, o de las tesis que se discuten con pasión, a propósito de los cuales los estudiantes toman partido, y llegan a hacer huelgas. En la Edad Media la Universidad era un mundo turbulento.


Régine Pernoud: A LA LUZ DE LA EDAD MEDIA

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