TIEMPO, ESPACIO Y LENGUAJE
En la mayoría de las lenguas del mundo, los verbos no tienen TIEMPOS sino tan sólo ASPECTOS.
Esto corresponde a la mentalidad del hombre primitivo, muy interesado en el movimiento, en el modo según el cual se produce la acción y en su resultado. Vale decir en el aspecto (único, iterativo(*), perfectivo, imperfectivo, puntual, lineal, durativo, intensivo, terminativo, ingresivo, etc).
El tiempo, que por el contrario, es una categoría muy abstracta, falta casi por completo en la mente del primitivo. Este no sabe leer ni escribir ni usar calendarios. No conoce su propia edad, ni la d su mujer e hijos, y tampoco le interesa conocerla. Todos sus intereses se concentran en el presente con todas sus problemas, tan complejos para él. El pasado lo olvida, el futuro le importa poco.
Determinaciones de tiempo -aún fuera del sistema verbal- son raras o faltan en las lenguas primitivas. También es un hecho consabido que los adverbios y preposiciones de tiempo en todos los idiomas eran originalmente expresiones espaciales: el espacio constituye psicológicamente una categoría mental mucho más concreta que el tiempo, puesto que varios objetos aparecen en forma contemporánea en el espacio, y nuestros sentidos pueden percibirlos y compararlos. Esto no ocurre con respecto al tiempo.
El futuro es el tiempo que aparece en último término y ello sólo después de una lucha larga y difícil.
Raymundo Pardo: LA CIENCIA Y LA FILOSOFÍA COMO SABER SIN SER
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(*) Que se repite.

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