LA RUPTURA REPRESENTADA POR LA UNIVERSIDAD
En este sentido bien clara es la opinión de Philippus de Grevia, notable teólogo, que llegó a ser magister en la Universidad de París en 1206, y su canciller entre 1218 y 1236, supo expresar claramente la diferencia entre los estudios anteriores a la creación de las universidades y los que se plasmaron a partir de la nueva institución.
«En otro tiempo, cuando, cuando cada magíster enseñaba de forma independiente y cuando el nombre de la universidad era desconocido, había más lecciones y discusiones y más interés en las cosas del saber. Sin embargo, ahora cuando os habéis reunido en una universidad, las lecciones y discusiones se han hecho menos frecuentes; todo se hace apresuradamente, se aprende poco, y el tiempo necesario para el estudio se malgasta en reuniones y disputas. Mientras los viejos debaten en sus reuniones y establecen estatutos, los jóvenes organizan complots ruines y planean sus ataques nocturnos.»
Al dar el verdadero valor original a los términos studium y universitas y por lo tanto discerniendo claramente entre un studium y su culminación, cuando éste era reconocido por una autoridad de carácter universal como studium generale; y lo que era una simple corporación medieval, una universitas, en este caso una asociación de profesores y estudiantes, o ambos grupos de modo independiente, cabe preguntarse, ¿qué esperaban los pontífices romanos y los emperadores y demás soberanos cuando otorgaban el reconocimiento legal a las universidades ya desarrolladas y fundaban otras nuevas, garantizándoles sus privilegios?
Pues simplemente lo que buscaban era su control, ya que garantizándoles sus libertades aquéllas servían mejor a sus intereses que los profesores, que estaban controlados por los obispos, los municipios o las órdenes religiosas. Tanto el Papado como el Imperio deseaban fortalecer sus poderes centrales; el primero contra los intereses, exigencias y aspiraciones de los poderes terrenales, mientras que el segundo buscaba su afirmación frente a los intereses feudales y eclesiásticos.
A la vez que ambas instituciones reclutarán en los nuevos studia a los burócratas de sus renovadas y muchas veces renovadoras administraciones.
La historia externa de la evolución de la institución universitaria poco tiene que ver con la evolución interna de sus métodos de enseñanza. En la evolución exterior se puede decir que se pasa de la concepción del studium generale, que representan paradigmáticamente Bolonia y París, a instituciones principescas de carácter regional a lo largo de los siglos XIV y XV. Ya que las autoridades fundaron los nuevos studia para sus propios fines politicos y religiosos.
Salvador Claramunt Rodríguez, “Orígenes del mundo universitario: de los studia a la universitas“

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