LA DETENCION DE LA EXPANSION CELTA (parte 2)

 Se ha querido ver en la migración de los cimbros un acontecimiento decisivo para el mundo céltico, que, frente a este cataclismo humano, se habría erizado de fortalezas. No hay nada menos cierto que esto.

Los OPPIDA célticos son resultado de un proceso de mutación económica que se había iniciado ya mucho antes de la llegada de los cimbros, y no pueden haberse desarrollado a partir de unas fortificaciones improvisadas frente a un peligro imprevisto.




Por otra parte, tanto en Centroeuropa como en la Galia seguimos buscando en vano un resto arqueológico significativo de esta riada de cientos de miles de saqueadores que nos describen los textos. Es, pues, probable que la visión romana de los acontecimientos haya quedado fuertemente impregnada de la impresión que tuvo que provocar la aparición inesperada de un nuevo peligro bárbaro a las puertas de Italia.

Con todo, es cierto que los movimientos étnicos, que en la Galia siguen sucediéndose hasta la ocupación romana, fueron desencadenados por un ataque germánico.




Parece que el sector que recibió el primer ataque fue la zona norte del Main, puesto que los germanos de Ariovisto, según informan las fuentes, aparecen ya hacia el año 70 a. C. en la zona oriental de la Galia, mientras que al este de la región del Main la población céltica de Turingia, que se conoce principalmente a través del oppidum de Steinsburg, cerca de Römhild, no parece haber sufrido perturbaciones hasta las últimas décadas del siglo I a. C.

Lo mismo sucede en Bohemia, donde la invasión de los marcomanos guiados por Marbod, llegando probablemente por el valle del Main y del Ohre, atacó entre los años 9 y 6 a. C. un país en plena prosperidad, provocando el brusco final de los oppida de Stradonice, Závist, cerca de Praga, y Hrazany. Hacia la mismas fechas Moravia es ocupada por los cuados.

En cuando a la poderosa tribu celta de los boios de Panonia, cuya base era probablemente el oppidum sobre el que hoy está edificada Bratislava, en la orilla izquierda del Danubio, fueron víctimas del violento ataque de los dacios de Burebistas hacia mediados del siglo I a. C., siguiendo la dirección del arco carpático y la orilla izquierda del Danubio a partir de la actual ciudad de Vác.

Los indicios de la intervención dacia, cuyo objetivo era probablemente romper el formidable cerrojo que formaban los tres oppida vecinos (Bratislava y Devin en la orilla izquierda, frente al oppidum de Braunsberg en la orilla austríaca), no rebasan los Pequeños Cárpatos. 

Sin embargo, la población céltica no abandona estas regiones y se produce una cultura mixta llamada celto-dacia que prolonga la civilización lateniense hasta la invasión germánica hacia principios de nuestra era.

La región transdanubiana (Hungría occidental), por el contrario, sigue siendo céltica hasta la ocupación romana en el año 12 a. C. Lo mismo sucede poco después con las regiones contiguas a la Nórica. Los ejércitos romanos llegan al curso medio del Danubio, que en el 15 a. C. había sido ya explorado aguas arribas en una campaña en la que probablemente se destruyó el oppidum central de los VINDELICIOS en Manching, Baviera. 




La frontera romana quedó así constituida por el Rhin y el Danubio hasta las Puertas de Hierro, y el resto de los antiguos territorios quedó en manos de los germanos y dacios.

Esta sistemática desmembración del mundo céltico, que parece iniciarse en el momento de la invasión de los cimbros, y que se prolonga a lo largo de todos el siglo I a. C., podría hacer pensar que el auge de los OPPIDA -aglomeraciones urbanas primitivas poderosamente fortificadas- es el reflejo de defensa de las tribus célticas que tratan de proteger así su población y sus riquezas.

Puede que esto en algunos casos sea cierto, pero las formidables fortificaciones de los oppida son ante todo la necesidad de proteger los puntos estratégicos de un sistema económico que, al ir progresando, se había vuelto muy complejo y, por lo tanto, muy vulnerable. Era suficiente atacar algunos puntos concretos para que toda una región quedase desmantelada. Esto fue lo que sucedió en las regiones ocupadas por los germanos, en que la destrucción de los oppida provocó el inmediato desmembramiento del sistema económico.

Al desarrollar su poder y centralizar las actividades importantes, los oppida partadójicamente convertían al mundo céltico en una fácil presa para sus enemigos. 


Venceslas Kruta: LOS CELTAS

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