EL YGGDRASIL Y LA COSMOGONIA DE LOS ANTIGUOS GERMANOS (2ª parte)

 


La cosmogonía fundada sobre el asesinato y el desmembramiento de un ser antropomorfo recuerda los mitos de Tiamar, de Purusa y de P'an-ku.

La creación del Mundo es pues el resultado de un sacrificio cruento, idea religiosa arcaica y muy difundida, que justifica, entre los germanos como entre otros pueblos, el sacrificio humano.

Tal sacrificio en efecto, repetición del acto divino primordial, garantiza la renovación de la vida, la cohesión de la sociedad. Ymir era bisexual, dado que generó por sí solo una pareja humana, y la bisexualidad constituye, como se sabe, la mejor expresión de la totalidad.

Entre los antiguos germanos la idea de la totalidad primordial está reforzada por otras tradiciones mitológicas, según las cuales Ymir (*), antepasado de los dioses, engendró también los gigantes demoníacos (que amenazarán el Cosmos hasta la catástrofe final, el ragnarök, en el cual se desencadenarán contra los dioses).

Procediendo en su ópera cosmogónica, los 3 hermanos crearon las estrellas y los cuerpos celestes a partir de chispas lanzadas por Muspell, y regularon el movimiento, estableciendo en este modo el ciclo cotidiano (día y noche) y la sucesión de las estaciones.

La Tierra, de forma circular, estaba circundada exteriormente por el gran Océano, y en sus lados los dioses establecieron la residencia de los gigantes. 

En su interior ellos construyeron Midhgardh ("residencia/morada del medio"), el mundo de los hombres, defendido por un recinto fabricado con las pestañas de Ymir.

Con la ayuda de Hoenir, el dios taciturno, y de Lodhur, sobre los cuales ignoramos casi todo, Odín creó la primer pareja humana sirviéndose de dos árboles, Askr y Embla (**), encontrados sobre la playa. Odín los animó, Hoenir les dio inteligencia, y Lodhur le dotó de sentidos y la forma antropomorfa.

Otro mito habla de dos seres humanos que vienen de más allá del Árbol Cósmico, Yggdrasil, y que pueblan el mundo. Durante el Gran Invierno del ragnarök ellos encontrarán refugio en el tronco del Yggdrasil y serán nutridos por el rocío de sus ramas. 

Según Snorri, esta pareja, protegida por el Árbol Cósmico, sobrevivirá a la destrucción del mundo y repoblará la nueva tierra que surgirá seguidamente, será la protagonista de un nuevo Génesis.

El árbol Yggdrasil, situado en el Centro, simboliza y al mismo tiempo constituye el Universo. Toca el Cielo con su su cima y abraza el mundo con sus ramas. Una de sus raíces penetra en el país de los muertos (Hel), otra en la región de los gigantes y la tercera en el mundo de los hombres.

Desde su aparición (es decir, desde cuando el mundo fue organizado por los dioses), Yggdrasil ha corrido el riesgo de perecer: un águila comenzó a devorar sus hojas, su tronco empezó a pudrirse y la serpiente Niddhog se puso a roer sus raíces. Un día no lejano Yggdrasil caerá y esto significará el fin del mundo (ragnarök).

Se trata aquí, evidentemente, de la imagen bien conocida del Árbol Universal situado en el Centro del Mundo, que une los 3 niveles cósmicos: Cielo, Tierra e Infierno.

Ya hemos indicado muchas veces el arcaísmo y la notable difusión de esta simbología cosmológica, y parece probable que la imagen y el mito de Yggdrasil hayan sufrido la influencia de ciertas concepciones orientales y nor-asiáticas.

Lo que importa es subrayar los rasgos específicos germánicos: el Árbol -o sea, el Cosmos- anuncia con su misma aparición la decadencia y la ruina final; el destino, Urdhr, está oculto en los pozos subterráneos donde se extienden las raíces de Yggdrasil, en el Centro mismo del Universo. 

Según la Völupsa (estrofa 20), la diosa del destino determina la suerte de todo ser viviente, no sólo de los hombres, sino también de los dioses y de los gigantes.

Podemos decir que el Yggdrasil encarna el Destino ejemplar universal de la existencia. Todo modo de existir - el Mundo, los dioses, la vida, los hombres- es perecedero, pero susceptible de resurgir en el inicio de un nuevo ciclo cósmico.


Mircea Eliade: HISTORIA DE LAS CREENCIAS Y DE LAS IDEAS RELIGIOSAS


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(*) El nombre Ymir ha sido relacionado con el sánscrito Yima, "bisexual". Según Tácito (Germania, 2), el antepasado mítico de los germanos era Tuisto, palabra relacionada con el sueco antiguo tvistra, "separado", y designa, como Ymir, un ser andrógino.

(**) Askr recuerda al Fresno Cósmico; Embla coincide quiza con el término elmla, el Olmo. La antropogonía a partir de los árboles constituye un tema muy difundido en las mitologías arcaicas. También está atestiguado entre los indoeuropeos.

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