EL ARTE DE ESCRIBIR, STEPHEN KING Y JOHN D. MACDONALD

 

Si quieres escribir, escribes.

Sólo escribiendo se aprende a escribir.

Stephen King siempre ha deseado escribir, y escribe.

Así escribió CARRIE y LA HORA DEL VAMPIRO e INSÓLITO ESPLENDOR y una cantidad fabulosa de cuentos, libros y fragmentos y ensayos, la mayoría de los cuales son tan espantosos que nunca se publicarán.

Porque así es como se hace. No hay otro sistema.

La diligencia compulsiva es casi suficiente. Pero no es todo. Debes tener apetito de palabras. Glotonería. Deseos de revolcarte en ellas. Debes leer millones de palabras escritas por otros.

Debes leerlo todo con envidia devoradora o con hastiado desdén.

Casi todo el desdén hay que reservarlo para quienes disimulan la ineptitud detrás de largas palabras sin ningún sentido de la narración, del ritmo y de los personajes.



La gestación es muy dificultosa y lenta. Hay una docena de demonios ocultos entre los matorrales a los que conduce su sendero. Él los doblegará o serán ellos quienes le dobleguen a él. 

Diligencia, pasión por las palabras y empatía equivalen a una creciente objetividad. ¿Y después qué? El relato.

El relato es algo que le ocurre a alguien por quien te preocupas. Porque te han inducido a ello, hechizado, cautivado. Porque han captado tu atención.

Puede sucederle en cualquier dimensión: física, mental, espiritual. Y en combinaciones de esas dimensiones.

Así mismo, el narrador debe tener buen oído y ser capaz de construir un diálogo fiel y veraz.

Pero lo importante es el relato, la narración.

Una vez que aprendes a escribir, puedes abordar cualquier género.


John D. MacDonald. Prólogo a EL UMBRAL DE LA NOCHE. Relatos de Stephen King

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