LA HISTORIA NO COMIENZA EN SUMER

 Antes de ser una ciencia, la Historia fue tradición durante largo tiempo, y aún hoy, las nueve décimas partes de esta Historia permanecen íntegramente en el dominio del mito, lo cual explica que la Ciencia se haya interesado sólo por ese período respecto al cual poseemos "documentos válidos".

Así, conocemos sólo con verdadera exactitud 100.000 años de historia de las técnicas, 50.000 años de historia del Arte y apenas 6.000 años de historia política.

Por otra parte, cada disciplina forma la cerrada parcela de algunos especialistas, que ni tienen tiempo ni sienten verdaderos deseos de interesarse por materias afines a sus conocimientos.

Antes de convertirse en una ciencia susceptible de síntesis, la Historia quedó marcada, en primer lugar, por el sello del racionalismo más restrictivo, sobre cuya ara fueron sacrificadas la mitología y todo el conjunto de las tradiciones y de las leyendas.

En tal estado de cosas, se descartaba en seguida toda aquella fuente que no se pudiese comprobar de una manera inmediata. Al mismo tiempo, se elevó a la categoría de dogmas cierto número de apriorismos o, por lo menos, de conclusiones apresuradas o atrevidas.

Entre estos dogmas, uno de los más duraderos y perniciosos fue el resumido en la famosa fórmula EX OIENTE LUX, y que se concreta en la afirmación según la cual la Historia empezaría en Sumer, lo cual equivale a decir que toda la civilización constituye el producto único, exclusivo, del Oriente Medio.

En este mismo orden de ideas tenemos los excesos cometidos por la teoría del Creciente Fértil, en nombre de la cual se prohibió rigurosamente todo cuanto pudiera inscribirse contra estas construcciones teóricas.

Sin embargo, ahí tenemos los hechos que se acumulan y son elocuentes. En efecto, se ha registrado el descubrimiento de escrituras pre-sumerias, como las de Tartaria, en Rumania, asociadas con la cultura Vinca; las de Karanovo, en Bulgaria, o la "civilización urbana" de Lepenski-vir, en Yugoeslavia, de más de 7.000 años de antigüedad.



Entre estos descubrimientos se inscribe el de Bimini (isla o islas occidentales del archipiélago de las Bahamas, en el Caribe), que ha suscitado no pocas controversias respecto de las estructuras megalíticas sumergidas allí encontradas.

Por nuestra parte, tras haber estudiado durante largos años el problema de las relaciones entre el Viejo y el Nuevo Mundo antes de Colón, y procedido a intercambios de ideas con numerosos especialistas, hemos llegado a formular una hipótesis según la cual el descubrimiento de Bimini -si se confirma que se trata claramente de una construcción artificial- es de tal naturaleza como para refutar, de una vez para siempre, lo que llamaremos el "mito de Sumer".

Hoy sabemos que la Historia no se inició en modo alguno en Sumer.


Pierre Carnac: LA HISTORIA EMPIEZA EN BIMINI

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