LOS GNÓSTICOS

 La doctrina gnóstica en detalle es difícil de conocer, ya que, lo mismo que antes los egipcios, los gnósticos gustaban de rodearse del secreto más riguroso.


Por lo tanto, lo poco que se conoce de esta doctrina desafía por una sutileza desconcertante. De la inextricable teología gnóstica, los historiadores de las religiones solamente han podido extraer grandes riesgos:

1) La Trinidad Padre-Hijo-Espíritu Santo, los gnósticos la substituyen por la trinidad Padre-Madre-Hijo.

El Padre es lo absoluto que escapa a toda determinación, que está en todas partes y en ningún sitio, y al que nadie puede conocer, ni siquiera imaginar.

La Madre es Sofía (la Prudencia, la Sabiduría). Es como un Santo Espíritu en Mujer, "la que engendra sin cópula", la mediadora entre Dios y el Mundo.

El Hijo es el Salvador, el Enviado, y sobre este tema el gnosticismo es donde más choca con el cristianismo ortodoxo, ya que a los ojos de los gnósticos, la idea de un Dios hecho hombre es una blasfemia sin sentido: o Jesús era hombre y no era el redentor, o era el redentor y no era hombre. 

En la Gnosis se halla el culto de la Mujer divina, de la Madre, del Eterno Femenino. Vuelve a caerse en la trinidad egipcia del Padre, la Madre (Isis) y el Hijo.

2) Por debajo de Dios que ha creado el orden sobrenatural más allá del tiempo y del espacio, y el cual es el único perfecto, los gnósticos colocan un dios inferior pero atrayente, especie de procónsul del primero, del que emana. Es el Demiurgo, a menudo apodado Lucifer, legislador del Cosmos, príncipe del Mundo.

3) Para los gnósticos, no es la fe que salva, sino el conocimiento. Abandonando con desdén al vulgo, atontado por los dogmas y las alegorías, la "fe del carbonero", ellos prosiguen el conocimiento salvador: la Gnosis, secreto tesoro para los iniciados solamente.

Entre el mundo perfecto de las ideas y el mundo sensible, repleto de mal y pecado, los gnósticos intercalan toda una serie de mundos intermedios que se adentran unos en otros como unos vasos dentro de otros, y que son presididos por una jerarquía de inteligencia superiores: arcángeles, arcontes, señores, fuerzas invisibles, padres anteriores, etc., formando como un puente entre el Demiurgo y el hombre.

El Hermetismo y la Cábala están indisolublemente ligados a la Gnosis por una ascendencia común: los tres rostros egipcio, hebreo y helénico de una misma divinidad.


Gerard de Séde: LOS TEMPLARIOS ESTÁN AQUÍ


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