WAGNER Y EL ARTE COMO MANIFESTACIÓN DE LO SAGRADO
Ante la decadencia de la religión y la consecuente reacción frente al desencanto, Richard Wagner opone una "representación real" de sus símbolos míticos, que permita la epifanía (la manifestación) de todo lo que está escondido, oculto.
El arte en la modernidad (la época de las modas vanas y pasajeras desacralizadoras y subversivas) debe ser mito-poiesis (recreación de mitos), operando sobre la faz simbólica que el tejido de la tradición literaria y artística en general (musical y pictórica) proyecta sobre lo fenoménico, para darle voz a un originario contenido espiritual supra-humano.
El salto desde el plano estético al teológico.
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