LAS RELACIONES ENTRE ALEMANIA Y ARGENTINA

 

Hacia fines del siglo XIX, Alemania comenzaba a tener un papel protagónico en la formación de los ejércitos sudamericanos, tanto a través de la venta de armas de las industrias Krupp al ejército brasileño como de la formación de los ejércitos chileno y argentino. 

Desde 1860, la venta de armas a Brasil había crecido gradualmente y desde 1900 la venta Mauser y cañones Krupp a la Argentina había aumentado aceleradamente a partir de 1908, cuando el comercio de armas hacia Sudamérica se había vuelto un negocio muy lucrativo y protegido por el Kaiser, compitiendo ventajosamente con Francia e Inglaterra. 

Hacia finales del siglo XIX y principios del XX, Alemania era el modelo militar de los militares argentinos. Funcionarios y políticos como Alejandro Guesalada, Lucas Ayarragaray, Ernesto Quesada, Carlos Bunge, Ramos Mejía y Ricardo Rojas admiraban y exaltaban públicamente la militarización y disciplina del modelo educativo alemán.

En 1894, Guesalaga, miembro del cuerpo diplomático en Berlín, había publicado un INFORME SOBRE INSTRUCCIÓN PÚBLICA EN ALEMANIA Y SUECIA, donde elogiaba el carácter nacionalista de la enseñanza alemana. 

Años después, Ernesto Quesada había sido enviado por la Universal Nacional de La Plata para estudiar el modelo alemán de enseñanza.

En 1869, al fundar Sarmiento el Colegio Militar, había confiado la dirección a un coronel austro-húngaro, J Czest, exiliado en Argentina. Observadores de la época indicaban que, a diferencia de Francia, Alemania abría de par en par las puertas de su academia militar para el entrenamiento de los militares sudamericanos.

En 1901, con motivo de la sanción de la ley 4.301 de obligatoriedad del servicio militar, el general Capdevila elogiaba en el Congreso la profesionalidad y homogeneidad del Cuerpo de Oficiales alemán, la rigurosidad de sus procedimientos para el reclutamiento de oficiales, sus métodos de instrucción y su espíritu de cuerpo.

Entre 1900 y 1914, el cuerpo de docentes de la Escuela Superior de Guerra fue casi en su totalidad alemán. Desde 1900 y hasta 1940 el Ejército enviaba cada año a Alemania un contingente de militares para seguir cursos de perfeccionamiento y especialización que incluía la participación durante un año y medio en sus cuerpos de tropa (Regimientos de Húsares y Granaderos).

Durante la década de 1920 oficiales alemanes asesoraban a militares argentinos, en particular al general de división José F. Uriburu.

El general Ramírez, presidente argentino en 1943 y destacado miembro del G.O.U. (grupo de altos oficiales que provocaron el golpe de Estado de 1943), había servido en Alemania en 1911 como oficial en un Regimiento de Húsares. 

Ya por esa época, había involucramientos de militares argentinos en algunas empresas alemanas. En 1943, Basilio Pertiné, otro de los generales del G.O.U., que había desarrollado su carrera militar en Alemania, era uno de los directores de más de media docena de firmas alemanas y ocupaba un alto cargo en la Siemens-Schuckert de Argentina.

A comienzos de la Segunda Guerra Mundial, el servicio de informaciones y la misión militar de la Embajada Alemana en Buenos Aires, a cargo del general Niedenführ, llevaban a cabo una activa propaganda entre los militares del Ejército argentino a través de la difusión de panfletos y hojas informativas.

Las noticias difundidas por la agencia Transocean, el diario Deustche La Plata Zeitung, y las revistas del Instituto Iberoamericano de Berlin, dirigido entonces por el general, y antes instructor hasta 1912, del Colegio Militar, Wilhelm von Faupel, eran recibidas por los nacionalistas con avidez y simpatía.


Elina Tranchini: GRANJA ARADO. Spenglerianos y fascistas en la pampa (1910-1940)

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