BERNARDINO DE SAHAGÚN. PIONERO DE LA ANTROPOLOGÍA

 Bernardino de Sahagún vivió cerca de noventa y un años, de 1499 a 1590. Un tercio de ellos los pasó en España y más de sesenta en México. Los de España fueron de formación. 

Los de México los dedicó básicamente a tareas de evangelización ya que, por encima de todo, era un misionero franciscano. Ahora bien, en su actuación entre gente de estirpe nahua no se limitó a la enseñanza del mensaje cristiano, predicación, administración de los sacramentos y celebración de los oficios divinos. 

Otros dos géneros de tareas tuvo como indispensables. Una fue escribir en náhuatl obras para la enseñanza de los conversos. Otra, la que le ha dado mayor celebridad, consistió en investigar acerca de la cultura y la lengua de los que catequizaban él y sus hermanos de hábito. 




En sus pesquisas procedió con un método considerado como precursor de las modernas investigaciones antropológicas. Auxiliado por antiguos estudiantes suyos que hablaban náhuatl, castellano y latín, confirió con ancianos y otros hombres sabios que, presentándole sus libros de pinturas y caracteres, le proporcionaron un gran conjunto de testimonios sobre los más variados aspectos de su cultura. 

Dichos testimonios, obtenidos en varios lugares, transcritos por sus estudiantes, y comparados luego entre sí, fueron objeto de prolongada atención de fray Bernardino. 

Por una parte, hizo acopio de información lingüística. Por otra, después de ponderar el contenido de los muchos testimonios allegados, se propuso distribuirlos en función de varios ordenamientos, a la luz de tres conceptos fundamentales: los referentes a los dioses, creencias y prácticas religiosas; los tocantes a "las cosas humanas", y los que versaban sobre las realidades de la naturaleza. 

Dio allí mismo entrada a su enfoque de carácter lingüístico, dirigido a "sacar a luz los vocablos de esta lengua [el náhuatl] con sus propias y metafóricas significaciones", al igual que a las varias formas de construir las "frasis" en dicha lengua. 

Finalmente, después de ocuparse en todo esto varios años, distribuyó la mayor parte de las que llamaba sus "escripturas", es decir sus textos, en doce libros, con capítulos y párrafos a la manera europea. 

Produjo así una obra en que reunió pinturas y testimonios en náhuatl y complementó con una versión parafrástica al castellano, es decir no literal, y adicionada además en ocasiones con ideas suyas. 

Esa obra bilingüe se conoce hoy como Códice Florentino, Historia general de las cosas de Nueva España.

La aportación de Bernardino de Sahagún ha sido objeto de la atención de muchos investigadores, sin que pueda decirse que haya sido estudiada por completo. Un  ejemplo de lo que no se ha hecho es comparar detenidamente los textos nahuas recogidos en varias etapas y lugares con lo que expresó él en su versión al castellano. Ello revelará los procedimientos que adoptó para presentar los resultados de sus investigaciones a sus posibles lectores europeos. 


Miguel León-Portilla 

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