BENJAMIN FRANKLIN, LA INDEPENDENCIA NORTEAMERICANA Y LA MASONERÍA

 

El ejercito americano no estaba preparado para enfrentar la reacción de las tropas metropolitanas. A pesar de haber batido a los realistas en victorias importantes como la de Saratoga en 1777, Benjamín Franklin fue enviado a Europa a solicitar ayuda.

El brillante diplomático consiguió el apoyo del ejército francés. El general Lafayette logró con su influencia que el rey Luis XVI le autorizara a participar en la contienda americana con soldados, armas y dinero, quedando las tropas francesas bajo su control directo.

El marqués de La Fayette (1757-1834), cuyo nombre era Marie-Joseph Gilbert du Motier, fue un político decisivo en las luchas revolucionarias. A los 20 años de edad conoció a Benjamin Franklin. Fue un apasionado de la causa americana. Incorporado en el ejército independentista norteamericano, con el grado de Mayor General, se batió denodadamente contra los ingleses. Al regresar a Francia fue nombrado Mariscal de Campo. La Fayette era el Gran Maestre del Consejo Filosófico de los Caballeros Kadosh de la logia Parfait Silencio (Perfecto Silencio). 

Franklin, actuando con singular habilidad, obtuvo también la adhesión de Catalina II de Rusia, que había formado en 1780 la Liga de Neutralidad Armada. Inglaterra, aislada, tuvo que capitular después de la derrota de Yorktown ante tropas francesas y americanas.




Por el Tratado de Versalles de 1783, Gran Bretaña se vio obligada a reconocer la Independencia de los Estados Unidos de América. El primer presidente norteamericano fue el masón George Washington, que ejerció el poder entre 1789 y 1797. Fue una de las figuras más importantes de la revolución norteamericana.

Carl Van Doren (1956) en su biografía de Benjamin Franklin dice acerca de la vinculación masónica del prócer estadounidense:

"Franklin habría dejado de ser quien era sin contar con un club, siendo su club en Francia la logia masónica de las Nueve Hermanas, que le aceptó como miembro en 1777. 

El 28 de noviembre de 1778 tomó parte en una fantástica ceremonia en honor a Voltaire que había fallecido en mayo. El astrónomo Lalande, el pintor dela Corte Creuze y madame de Billete colocaron solemnemente coronas sobre la cabeza de la Dixmerie, Gauget (el orador principal ) y Franklin, los cuales a su vez pusieron coronas al pie del cuadro de Voltaire.

Al año siguiente Franklin fue nombrado Maestro Venerable de la Logia, presidiendo sus reuniones. 

El 6 de marzo de 1783 hubo una celebración en el nuevo templo masónico de París, siendo adornado el busto de Franklin con guirnaldas de mirto y laurel mientras se ejecutaba una música acorde.

En 1786, tras su regreso a Filadelfia, la logia de las Nueve Hermanas anunció un premio de 600 francos para la mejor apología de Franklin.

Esta logia acogió a Franklin como a un hermano de la Orden y éste se unió a la logia no solamente por que era masón sino porque sus miembros eran personas que podrían ser útiles para su misión diplomática. 


Alfredo Boccia Romañach: LA MASONERÍA Y LA INDEPENDENCIA AMERICANA.


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