REPRESENTACIONES HUMANAS DE LOS DIOSES EN EL ANTIGUO EGIPTO

 

De mayor importancia para la historia de las religiones es el problema de a partir de cuándo podemos considerar con fundamento representaciones humanas como imágenes de dioses.

En Egipto los condicionamientos metodológicos para responder a la pregunta sobre el comienzo de las imágenes de dioses, y a la vez de la concepción antropomorfa de los dioses, se ofrecen relativamente favorables.

Esta concepción antropomorfa de los poderes divinos tuvo gran conexión con la formación de mitos. Esto no significa que ambos fenómenos se confundan en uno, pero lo cierto es que parece que el primero trajo consigo muy pronto al segundo.

Los mitos, esto es, historias de dioses en las que se atribuyen a los dioses cualidades y facultades humanas, deseos y sentimientos, actos y destinos, no están documentados en el Egipto de los períodos más antiguos de forma coherente, sino tan sólo mediante frases aisladas, citas y referencias de los textos del Imperio Antiguo.




Los relatos míticos más importantes tratan de la lucha entre Osiris y su hermano Seth; de la muerte de Osiris, cuyo cadáver es despedazado y diseminado por Seth; de la reunión de las partes por Horus, hijo de Osiris, quien entierra a su padre, lo venga y accede al trono paterno.

Este mito está estrechamente unido a la monarquía histórica. En él la cuestión de si, y hasta qué punto, en Osiris pervive un rey histórico, que fue heroizado y finalmente divinizado, tiene menos peso que el hecho de que en época histórica la monarquía se enlazaba con este mito y era legitimada por él.

El mito se propone, aprovechando justamente su íntima relación con la monarquía histórica, presentar las figuras divinas en la forma que él les ha conferido, como originarias y antiquísimas. 


Hermann Müller-Karpe: HISTORIA DE LA EDAD DE PIEDRA

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