LIBANO, LIBIA y LÍVIDO. Relaciones etimológicas
El nombre del pequeño país del Próximo Oriente deriva del que designa a la cordillera o monte Líbano, que atraviesa casi todo el país longitudinalmente. Se origina en la raíz semita lbn: blanco. Este topónimo aparece ya en escritos acadios del siglo XXIV a. C. y hace referencia a las cumbres más altas de la citada cadena montañosa que están casi siempre cubiertas de nieve.
En hebreo tenemos lavan y en arameo laban como derivados de esa misma raíz y significando de color blanco. En árabe, laban designa a la leche.
En griego antiguo encontramos libanotós para designar al incienso. Se trata de un préstamo semítico. Y se explica por el color blanco de tal resina utilizada para las ceremonias religiosas.
No obstante, los semitas habrían tomado esta voz de una lengua pre-semítica.
Libia, nombre del país norafricano, proviene del nombre del antiguo pueblo que la ocupaba. En documentos egipcios, desde el tercer milenio antes de Cristo aparece el término rbw o lbw, que se pronunciaría lebu o libu, designando a pueblos que vivían al oeste del valle del Nilo. Dado que los antiguos libios habrían sido en buena medida de raza blanca, de cabellos y ojos claros (estando emparentados con los guanches de las Canarias), pensamos que quizá esa designación se refiriera a tales características físicas y por ende libio estaría relacionado con la raíz que originó Líbano, siendo la misma en última instancia de procedencia camítica o bereber.
Por último, y como ciertos nombres de diversos colores suelen proceder de una misma raíz, nos arriesgamos a pensar que el latín lividus, que ha dado en castellano lívido (azulado o amoratado, de frío o de ira por ejemplo) podría también tener un origen común con Líbano y Libia. Se origina en el verbo livere (estar azulado), que a su vez deriva de la raíz indoeuropea sli- (azulado). La misma también se halla en el inglés sloe (fruto del endrino o ciruelo silvestre) y en el ruso sliva (ciruela).
Ricardo Azcárate
Comentarios
Publicar un comentario