LOS BOGOMILOS
Tras las revueltas provocadas por los intentos de barrer sus creencias paganas, la conversión de Bulgaria al cristianismo contribuye al establecimiento del feudalismo, cuyos impuestos y ejércitos avasallan y empobrecen a la mayoría campesina, mientras los señores y el alto clero se enriquecen.
Los obispos pretenden convencer a los vasallos con sus dogmas de que este orden social es reflejo de la jerarquía celeste y resultado de la obra divina.
La alfabetización progresiva de las poblaciones persigue la consolidación de esta ideología, pero también hace que los oprimidos vean en el comportamiento de las clases dirigentes una contradicción con la enseñanza evangélica, y vuelvan su mirada hacia los libros apócrifos, prohibidos por la Iglesia, que les ofrecen una visión más razonable de las cosas.
A todo esto viene a sumarse el cisma que a partir de 1054 enfrenta a la Iglesia bizantina con la romana, sumiendo a los creyentes en la duda de quienes son los verdaderos representantes de Dios.
Todas estas circunstancias abonan el terreno para el surgimiento y desarrollo en los Balcanes de una nueva doctrina dualista. Una corriente maniquea conocida como PAULICIANA arraiga rápidamente, especialmente entre los campesinos eslavos que soportan el yugo de los señores feudales búlgaros, y luego se extiende por Serbia y Bosnia, hasta constituirse como una verdadera religión.
Fueron llamados BOGOMILOS, por ser continuadores del mensaje transmitido por un mítico sacerdote de nombre BOGOMIL. En 1143, tras su llegada al trono, Manuel Comneno decretará su expulsión del Imperio Bizantino.
El bogomilismo se manifiesta como un movimiento de liberación, convirtiéndose en un peligro para el poder eclesiástico. Sus difusores serán conocidos como bogomilos, amigos de Dios o kristjani. Su texto más importante es el Evangelio de San Juan o Cena Secreta, que conocemos a través de las traducciones que circularon entre los cátaros.
Ven el mundo y la sociedad como la obra de fuerzas diabólicas, presentando a los opresores como servidores del Maligno que gobierna el mundo tangible. Al igual que para los otros dualistas, el Sol es para ellos el símbolo del Logos o Verbo luminoso, y lo representan en sus emblemas y textos como centro de su sistema.
Consideran a Cristo el enviado de ese Verbo divino, del cual habla el Evangelio de San Juan, texto bíblico que enaltecen como una enseñanza que les ayuda a liberarse interiormente de las diabólicas ataduras materiales, al tiempo que rechazan el Antiguo Testamento, como lo hicieron los gnósticos y lo harán los cátaros.
La misión del Salvador, según ellos, habría sido reunir a los elegidos, que aún conservan en su interior el resplandor de la luz divina, y enseñarles el camino para escapar de esta prisión material.
Bien sea por el resurgimiento de corrientes maniqueas que han logrado sobrevivir, o por la penetración del bogomilismo a través de las grandes vías comerciales, comienzan a surgir en torno al año 1000 en el norte de Italia, Flandes, Francia, norte de España, Alemania e Inglaterra, comunidades más o menos numerosas, que se recordarán como CÁTARAS.
Pero es en el Languedoc u Occitania donde conocieron una mayor expansión, por varias razones.
En esa época, el territorio que hoy conocemos como Francia albergaba dos civilizaciones bien distintas. Al norte, el reino católico de los francos, en manos del feudalismo guerrero, cuyo idioma es conocido como LANGUE D'OEIL, del que procede el francés actual.(*)
Al sur, quienes hablan la LANGUE D'OC -de la que proceden el catalán y el provenzal- poblaban la Occitania, de raíces grecorromanas, rica y burguesa, más próxima en todo a los reinos ibéricos y dominada por los poderosos condes de Toulouse, ciudad que era la tercera más importante de la Europa de la época, después de Venecia y Roma.(**)
Enrique De Vicente: CLAVES OCULTAS DEL CÓDIGO DA VINCI
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(*) Oeil (u oïl) y oc son dos maneras distintas de decir "sí".
(**) Se discute si el catalán pertenece al grupo de las lenguas galo-románicas o ibero-románicas.
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