LA ALQUIMIA HINDÚ

 

Examinemos algunos textos alquímicos indios propiamente dichos; aparentemente menos oscuros que las obras de los alquimistas occidentales.

No revelan, sin embargo, los verdaderos secretos de las operaciones. Pero no basta con que iluminen el terreno en que se sitúan las experiencias alquímicas y permitan poner en claro los fines que persiguen.

RASARATNÂKARA, tratado atribuido a Nâgârjuna, describe así al adepto: "Inteligente, devoto de su trabajo, sin pecados y dominador de sus pasiones".

El RASARATNSAMUCCAYA es aún más preciso: "Solamente aquellos que aman la verdad, que han vencido las tentaciones y adoran a los dioses, aquellos que son perfectamente dueños de sí mismo, que se han habituado a vivir siguiendo una dieta y un régimen apropiados, son los que pueden comprometerse en operaciones alquímicas".

El laboratorio debe ser instalado en el bosque, lejos de toda presencia impura. El mismo texto enseña que el discípulo debe respetar a su maestro y venerar a Siva, pues la alquimia ha sido revelado por el propio dios Siva.

Además debe erigir un phallus mercurial a Siva y participar en ciertos ritos eróticos, lo que demuestra con absoluta claridad la simbiosis tántrico-alquímica.

El RUDRAYAMÂLÂ TANTRA llama a Siva "el dios del mercurio". 

En el KUBJIKA TANTRA Siva habla del mercurio como de su principio generador y alardea de su eficacia cuando ha sido "fijado" seis veces.

El léxico de MAHEÇVARA (XII d.C.) indica igualmente para el mercurio el nombre HARABÎJA (literalmente, "simiente de Siva""). Por otra parte, en algunos Tantras el mercurio pasa por ser el "principio generador" de todas las criaturas.

En cuanto al falo mercurial para Siva, hay varios Tantras que prescriben el modo de hacerlo.




Junto al significado químico de la "fijación" (o "muerte") del mercurio existe ciertamente un sentido puramente alquímico, o sea, en la India, yogo-tántrico.

Reducir la fluidez del mercurio equivale a la transmutación paradójica del flujo psico-mental en una "conciencia estática", sin ninguna modificación y sin duración.

En términos de alquimia "fijar" o "matar" al mercurio equivale a obtener la supresión de los estados de conciencia, meta última del Yoga. De ahí la ilimitada eficacia del mercurio fijado. 

El SUVARNA TANTRA afirma que comiendo "mercurio muerto" (nasta-pista) el hombre se hace inmortal. Una pequeña cantidad de este "mercurio muerto" puede transformar en oro una cantidad de mercurio 100.000 veces mayor. 

Se plantea que el proceso alquímico de "matar" el mercurio fue revelado por Siva y transmitido en secreto de una generación de adeptos a otra.

Según el RASARATNASAMUCCAYA, el hombre al asimilar el mercurio evita las enfermedades causadas por los pecados de sus existencias anteriores.

El RASARATNACARA menciona un elixir extraído del mercurio para la transmutación del cuerpo humano en cuerpo divino.

En el mismo texto Nâgârjuna pretende dar remedio para "borrar las arrugas y los cabellos blancos y otros signos de vejez".

También se dice allí: "Las preparaciones minerales obran con igual eficacia sobre los metales y el cuerpo humano".

Esta metáfora favorita de los alquimistas hindúes ilustra una de sus concepciones fundamentales: los metales, lo mismo que el cuerpo humano, pueden ser "purificados" por medio de preparaciones mercuriales que les comunican las virtudes salvíficas de Siva, pues Siva es para todo el mundo tántrico el Dios de la liberación.

El RASÂRNAVA recomienda aplicar el mercurio primeramente sobre los metales y luego sobre el cuerpo humano, permitiendo curar incluso la lepra y devolver a los viejos la perdida juventud.


Mircea Eliade: HERREROS Y ALQUIMISTAS


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