ESLAVISMO Y POPULISMO RUSO

 

Es en una selva de estudios y de hechos en la que nos introduce el libro de Franco Venturi EL POPULISMO RUSO, publicado en 1952, vuelto a editar veinte años después y traducido al castellano en 1975.

De ella destacaré como hay una primera corriente que es la de los eslavófilos, y otra posterior, la de los revolucionarios populistas propiamente dichos, influidos por aquellos.

Digamos algunas palabras respecto del credo eslavófilo.

¿Cómo dar contenido al pueblo (narod) y a lo que significa, es decir, al populismo (narodnost)?

En Rusia se observa, como en Alemania, una reacción fuerte contra la revolución francesa después de las guerras napoleónicas. También contra el liberalismo y la Ilustración (estando los 3 fenómenos estrechamente relacionados).

Pero los eslavófilos van más allá del programa del gobierno zarista y que establecía como bases o pilares fundamentales del Estado ruso al Zar, la Iglesia ortodoxa y al Pueblo. Esta fórmula es paralela casi a la carlista de "Dios, Patria y Rey".

Pero los eslavófilos consideraban que el Pueblo, o, mejor dicho, su concepción peculiar del Pueblo era el único pilar firme. Porque propugnaban el reavivar la Religión mediante el puro sentimiento popular más que por la jerarquía. Querían rehabilitar a los campesinos, valorando los usos y las tradiciones populares. Sobre todo las comunitarias.

También combatían todo lo moderno en la administración zarista y sobre todo lo advenedizo y querían llevar a cabo un cambio radical en el Estado burocrático organizado por Pedro el Grande.

Soñaban así con una vuelta al pasado. Una vuelta a la Edad Media idealizada, según el uso de los tiempos.

Como otras visiones decimonónicas y románticas del medioevo era falsa en partes considerables. Pero hubo muchos que se entusiasmaron con ella y dio origen a investigaciones positivas y a la creación de grandes obras de Arte.

El pensamiento populista eslavófilo podía producir, de un lado, cierta inquietud al estado zarista. De otro, la crítica de los pensadores liberales que creían que la "regeneración" debía llegar de Occidente y en tercer lugar de los revolucionarios, que arrancaban de principios socialistas.

Así, hubo grandes figuras revolucionarias que criticaron a los eslavófilos y su mística del pueblo.

La investigación folklórica aproxima más y más al mundo eslavo tradicional a hombres como Herzen, muy crítico en principio. El descubrimiento del colectivismo agrario de las viejas comunidades eslavas, realizado por August Von Haxtahausen, amigo de los hermanos Grimm, hace que el socialista soñador vea un elemento muy valioso en aquel socialismo primitivo y en otras instituciones populares. 

La magia de algunas palabras, la fuerza de algunos conceptos, llega tan lejos, que aún en nuestros días la búsqueda de vestigios de regímenes comunitarios y cosas parecidas, excita la imaginación de sociólogos, etnógrafos e historiadores del Derecho. 

Borrar el presente y la acción fuente inmediata de leyes modernas y buscar fundamentos para construir o reconstruir una sociedad en su pasado idealizado, fue así programa de muchos populistas en una historia larga y dramática, con acciones encontradas en que intervinieron estudiantes, intelectuales y campesinos. 

Frente a ellos se perfilaron de manera creciente posiciones políticas revolucionarias, muy hostiles, que son las que a la postre parecen triunfar.

Un pensador, como Marx, que tan poco aprecio demuestra, en general, por las clases campesinas, a las que consideró como bárbaras y egoístas en esencia, que puso todo su interés en el estudio del desarrollo industrial y del proletariado urbano, tenía que estar muy en contra de toda idea romántica respecto a la ejemplaridad de las instituciones con que soñaban los populistas.  Pero más de cerca hubieron de combatirles los grandes marxistas rusos, como Plejanov y Lenin al que se debe una crítica muy dura del populismo ruso y de los mitos eslavófilos, tales como la exaltación del mujik.

Julio Caro Baroja: REFLEXIONES SOBRE EL POPULISMO