LOS DRUIDAS Y EL SOLSTICIO DE VERANO

El solsticio de verano era otra de las ocasiones señaladas para casi todas las sociedades agrícolas, y parece inconcebible que los druidas pudieran ignorarlo. El hecho de que la iglesia asignara ese día a uno de sus santos más ilustres, Juan el Bautista, primo de Cristo, hace pensar que pretendía aportar un sustituto digno de un festival que estaba demasiado arraigado como para abolirlo por simple decreto. En casi toda Europa lo característico del día eran las hogueras públicas y una permisividad totalmente reñida con la austera naturaleza de su santo patrón. Así, en la isla de Man, las multitudes celebraban la víspera llevando hierba fresca de los prados hasta la cima del Barule en pago a Manannan mac Lir, dios celta del mar del que la isla lleva su nombre y a quien sus habitantes consideraban protector. Tras este comienzo relativamente inocuo, el día terminaba allí, igual que en la isla de Jersey, con unas francachelas demasiado escandalizadoras para contarlas. En I...